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Texto curatorial "Somos agua"

Reflexiones acerca de una creación artística participativa

Por Pamela Vergara y Silvia Garabito Valdés

La obra Somos agua de esta exposición del proyecto “Retratando nuestra cultura de Los Lagos. VI edición” presenta un proceso de exploración y aprendizaje enmarcado en el taller de fotografía artística “Retratando el patrimonio biocultural y natural de Chiloé” en el cual se manifiestan diferentes técnicas fotográficas mediante un proceso activo, sensorial y colectivo realizado en un entorno natural a través de la metodología de creación artística participativa de Trasfoco.

El taller se realizó en el Parque Nacional Chiloé en el sector de Cucao-Chanquín durante el mes de mayo de 2025. Sus sesiones teóricas se realizaron en la sala de usos múltiples del parque y los pasos prácticos en los distintos senderos del parque, llegando hasta la playa de Cucao y a dar la vuelta completa al sendero El tepual, motivados por la belleza del lugar y por el entusiasmo que nos provocaba la contemplación de la naturaleza. Además, el entorno nos dio la posibilidad de reflexionar sobre la naturaleza y el ser humano. Hablamos de la escasez hídrica en Chiloé y del desconocimiento de lo territorial del ciclo del agua, de la belleza del lago Cucao, pudimos observar en detalle nalcas, riachuelos, juncos, flores, árboles, pájaros e insectos cada vez que Ana y Pep nos entregaban un desafío a fotografiar. Asimismo, el poder captar los diferentes estados de la naturaleza nos llevó a un viaje imaginario que permitió una apertura de la creatividad a partir de las posibilidades que el entorno nos entregaba.

Aprendimos distintas técnicas fotográficas, comenzando por el uso de la cámara fotográfica hasta llegar a las técnicas de la fotografía macro. Una de las características más importantes fue la perspectiva inclusiva del taller, dado que había una gran diversidad de participantes, desde fotógrafos/as, artistas visuales, hasta personas que no sabíamos manejar las cámaras fotográficas. Por ello durante todo el curso se trabajó en forma colectiva lo que permitía que los grupos trabajaran colaborativamente, ayudándonos unos a otros, complementando conocimientos, creatividades y puntos de vista. Por otro lado, esta forma de trabajo también nos desafiaba a ponernos de acuerdo, a dejar de lado los egos individuales y a enfrentar en conjunto el tremendo desafío del trabajo al aire libre, intentando una y otra vez resolver cómo sacar una foto de una diminuta hoja que se mueve con la más mínima brisa o cuando se ponía a llover y caían gotitas de lluvia en el lente.

El trabajo reflexivo del taller comenzó con la evocación del sentido de la fotografía y aparecieron recuerdos que permitieron que cada uno se conectara con su esencia, con sus recuerdos más íntimos, con su memoria personal, familiar y colectiva y con las emociones y sensaciones que nos sugería el contacto con la naturaleza. A partir de estas experiencias comenzaron a brotar las ideas que inspiran este proyecto fotográfico, dentro de las cuales cobra fuerza la idea del agua, asociada a la paz y calma. Asimismo, surge la idea de la bitácora del agua que relacionamos con el ciclo del agua, considerando que en un lugar como Chiloé la interacción entre los distintos ecosistemas, a saber, turberas, humedales y bosque son fundamentales.

En este territorio insular, la tierra está rodeada de canales, ríos, arroyos, lagos, mares, que según cuenta la mitología chilota fue producto de la gran pelea entre TrenTren Vilu (serpiente terrestre) y CaiCai Vilu (serpiente de los mares) convirtiéndola en una tierra desmembrada rodeada de agua y habitada en bordemar. Las personas han estado desde tiempos ancestrales ligadas al agua y al parecer esto se manifiesta en cada uno de nosotros y nosotras despertándonos los sentidos, el cuerpo, la mente y emergiendo la conciencia de la bitácora del agua en la observación de la naturaleza. La misma agua que horada la tierra desde donde brotan árboles, cuyas copas danzan al compás del viento, generando la ilusión de agua al que pilla desprevenido. Asimismo, el lafken inspira a los acuarelistas, mientras los juncos susurran en el lago teñido al son del tepú. Acercándonos al inmenso océano nos encontramos con playas de arenas blancas desde donde emergen peces y mariscos que han sido alimentos por miles de años de los habitantes del archipiélago.  Y por último hay que señalar que este territorio insular, la tierra rodeada de agua es habitada por seres de agua.

De esta manera “Somos Agua” no es sólo una exposición fotográfica, sino un llamado a mirar el entorno con una nueva sensibilidad, entendiendo que, en este rincón del planeta, el agua es vida, memoria y conexión con lo esencial.